Pablo Albo/André Letria

La sopa quema

OQO (2009)

Cuando el autor de un libro es cuentista profesional y, además, escribe bien, conoce los clásicos y tiene un gran sentido del humor, el resultado es un álbum como La sopa quema. 

María no quiere tomarse la sopa. No quiere porque su madre se la ha servido muy caliente, y quizá también -eso pensará el adulto- porque los niños nunca se comen la sopa a la primera y hay que inventarse mil historias para que lo hagan. Pero, esta vez, la sopa está verdaderamente caliente, tan caliente que el humo sale por la ventana de su casa. Tan caliente que aún burbujea en el plato de María. 

Su madre, como todas las madres -padres, abuelas- la anima a que sople y María sopla, sopla como el lobo feroz cuando intenta (y a veces consigue) derribar las casas de los tres cerditos, pero sus intentos fracasan siempre, como los del rinoceronte y los del murciélago, dos de los personajes de este cuento seriado con estructura repetitiva. 

No se alarmen, que, al final, un héroe habitual en los cuentos (El pequeño conejo blanco, de Xosé Ballesteros o Tragaldabas, del propio Pablo Albo, entre otros), la hormiga, conseguirá enfriar la sopa y poner fin a la historia.

Las ilustraciones del portugués André Letria son fantásticas, como siempre; aquí se suceden llenas de expresividad y color, con ese característico efecto de "inacabado" que deja a la vista el encuentro de las pinceladas y el soporte, y las distintas capas. 

La sopa quema, en definitiva, es más que un libro divertido, es una caja de sorpresas, un álbum en el que la historia se desborda en los paratextos, problematizando los límites convencionales de los libros; un álbum en el que la influencia de los cuentos y las estructuras clásicas están muy presentes, permitiendo al niño la complacencia del reconocimiento de historias y referencias que ya ha escuchado con anterioridad. Un álbum, por último, en el que la ilustración se revela en la materialidad de la pintura, lo cual nos permitirá hablar con él de arte y de ilustración.