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domingo, 26 de marzo de 2017

Siete consejos para educar buenos lectores

Si hablamos de ejercicio físico, todos hemos escuchado que no hay nada mejor que la natación. Se dice de este deporte que no es lesivo, que contribuye al buen funcionamiento  de todos los sistemas del cuerpo y que, además, se puede practicar a cualquier edad.

Te preguntarás a qué viene esto de hablar de natación en un blog de lectura. La respuesta es muy sencilla: leer es para el cerebro lo que nadar para el resto del cuerpo. Hay muchas y muy buenas razones por las que educar a un pequeño como buen lector. La lectura  hace comprensible a los niños el mundo que los rodea, despierta en ellos su creatividad, desarrolla en ellos nuevas y eficaces formas de pensar, fortalece habilidades que les serán básicas como futuros estudiantes y, así, un larguísimo etcétera.

Pero, a veces, enseñar a leer puede asustarnos o incluso parecernos un imposible. Tranquilidad. Este camino se ha de recorrer al ritmo de cada niño, disfrutando del paseo, sin prisas. Si todo sale bien, les queda una vida cargada de apasionantes lecturas. Más nos vale que empiecen con alegría y pasión.

Para ayudar en este proceso, podemos ofrecerles algunos consejos que les ayudarán a iniciarse como lectores:

1.    Destinar algo de tiempo para leer todos los días. Se recomienda empezar con 10 diarios, pero la realidad es que el tiempo efectivo depende, sobretodo, de la capacidad de mantener la atención del niño y de su motivación.  

2.     Leer tiene que ser un placer. Usa momentos tranquilos, no puede haber prisas. Un espacio ideal suele ser por la noche, una vez los pequeños hayan cenado y estén bañados. Es importante nuestra actitud cuando vamos a leer: sin enfados, sin tensiones. Es el momento perfecto para cerrar el día con nuestros hijos de la forma más cercana y afectiva posible.

3.   Leer tiene que ser un juego y los libros un juguete. Tienen que elegirlos, manipularlos y disfrutar de ellos. Como todo buen juego, el placer no está reñido con ciertas normas en su uso. De este tema hablaremos en otro post.

4.    Que lean lo que quieran. Hay que seducirlos para que se acerquen a la lectura, no obligarles. Para ello hay un número incontable de libros y álbumes ilustrados. A ciertas edades se detecta una caída en la curva de la motivación por la lectura. Eso significa que algo estamos haciendo mal. Quizás los libros sean demasiado largos o cada capítulo muy denso. Puede que tengan pocas ilustraciones, que el libro no se acerque a los gustos del niño o, simplemente, que no hemos cumplido los puntos anteriores. Si este es el caso, tenemos pendiente un proceso de reconciliación muy importante.

5.     Leer ilustraciones. La finalidad de las ilustraciones no es meramente decorativa:  completan el mensaje y son indispensables para el desarrollo de la comprensión lectora. Sobre este asunto también nos extenderemos en otro post.

6.   Que nos vean leer. Los padres somos el principal referente, así que da igual lo mucho que insistamos en que lean: si no creamos una cultura de lectura en casa, no leerán. Para ello aconsejamos que hayan libros por casa, visitar una librería como un momento especial y de ocio, acudir a  una biblioteca, ir a talleres cuentacuentos, etc.


7.   En la lectura, como en todo en la vida, es más importante la calidad que la cantidad. No es necesario leer muchas líneas. Es más interesante dejar espacios durante la lectura para dialogar, dar opiniones y hacer reflexionar a los niños. Hay que leer entonando, poniendo voces, haciendo gestos, dibujar lo leído, imaginar lo que sucederá y, si fuera necesario, hasta teatralizar juntos la lectura. Hay que hacer todo lo que esté en nuestras manos para que la lectura sea comprensiva y no mecánica.

Eduardo Gómez Herrera.

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