Si hablamos de ejercicio físico, todos
hemos escuchado que no hay nada mejor que la natación. Se dice de este deporte
que no es lesivo, que contribuye al buen funcionamiento de todos los sistemas del cuerpo y que, además,
se puede practicar a cualquier edad.
Te preguntarás a qué viene esto de
hablar de natación en un blog de lectura. La respuesta es muy sencilla: leer es
para el cerebro lo que nadar para el resto del cuerpo. Hay muchas y muy buenas razones
por las que educar a un pequeño como buen lector. La lectura hace comprensible a los niños el mundo que los
rodea, despierta en ellos su creatividad, desarrolla en ellos nuevas y eficaces
formas de pensar, fortalece habilidades que les serán básicas como futuros
estudiantes y, así, un larguísimo etcétera.
Pero, a veces, enseñar a leer puede
asustarnos o incluso parecernos un imposible. Tranquilidad. Este camino se ha
de recorrer al ritmo de cada niño, disfrutando del paseo, sin prisas. Si todo
sale bien, les queda una vida cargada de apasionantes lecturas. Más nos vale
que empiecen con alegría y pasión.
Para ayudar en este proceso, podemos
ofrecerles algunos consejos que les ayudarán a iniciarse como lectores:
1. Destinar
algo de tiempo para leer todos los días. Se recomienda empezar con 10 diarios,
pero la realidad es que el tiempo efectivo depende, sobretodo, de la capacidad
de mantener la atención del niño y de su motivación.
2. Leer tiene
que ser un placer. Usa momentos tranquilos, no puede haber prisas. Un espacio
ideal suele ser por la noche, una vez los pequeños hayan cenado y estén
bañados. Es importante nuestra actitud cuando vamos a leer: sin enfados, sin
tensiones. Es el momento perfecto para cerrar el día con nuestros hijos de la
forma más cercana y afectiva posible.
3. Leer tiene
que ser un juego y los libros un juguete. Tienen que elegirlos, manipularlos y
disfrutar de ellos. Como todo buen juego, el placer no está reñido con ciertas
normas en su uso. De este tema hablaremos en otro post.
4. Que lean lo que
quieran. Hay que seducirlos para que se acerquen a la lectura, no obligarles. Para
ello hay un número incontable de libros y álbumes ilustrados. A ciertas edades
se detecta una caída en la curva de la motivación por la lectura. Eso significa
que algo estamos haciendo mal. Quizás los libros sean demasiado largos o cada
capítulo muy denso. Puede que tengan pocas ilustraciones, que el libro no se
acerque a los gustos del niño o, simplemente, que no hemos cumplido los puntos
anteriores. Si este es el caso, tenemos pendiente un proceso de reconciliación
muy importante.
5. Leer
ilustraciones. La finalidad de las ilustraciones no es meramente decorativa: completan el mensaje y son indispensables para
el desarrollo de la comprensión lectora. Sobre este asunto también nos
extenderemos en otro post.
6. Que nos vean
leer. Los padres somos el principal referente, así que da igual lo mucho que
insistamos en que lean: si no creamos una cultura de lectura en casa, no
leerán. Para ello aconsejamos que hayan libros por casa, visitar una librería como
un momento especial y de ocio, acudir a una biblioteca, ir a talleres cuentacuentos,
etc.
7. En la lectura, como en todo en la vida, es más importante
la calidad que la cantidad. No es necesario leer muchas líneas. Es más interesante
dejar espacios durante la lectura para dialogar, dar opiniones y hacer
reflexionar a los niños. Hay que leer entonando, poniendo voces, haciendo
gestos, dibujar lo leído, imaginar lo que sucederá y, si fuera necesario, hasta
teatralizar juntos la lectura. Hay que hacer todo lo que esté en nuestras manos
para que la lectura sea comprensiva y no mecánica.
Eduardo Gómez Herrera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario